Lección 17

DON DE SANIDAD (2)

Estudiando la sanidad divina en la iglesia primitiva ya hemos aprendido que; (l) los apóstoles podían sanar a ambos creyentes e incrédulos; (2) para el enfermo la fe no era, en todo caso, un requisito para sanidad y (3) por lo tanto, uno no tenía que estar en perfecta comunión con Dios para recibir la sanidad sobrenatural.

A estos puntos añadiremos más. Acuérdese de que nuestra meta presente no es hablar del don de sanidad en las iglesias del siglo 20, sino examinar su significado, propósito y uso en la iglesia del primer siglo.

(4) Al leer la historia de la iglesia primitiva, observamos que los hermanos que recibieron el don de sanidad no siempre escogieron casos fáciles de curar. Parece patente que no tenían un plan, como algunos hoy día, de echar a un lado los casos difíciles y sólo «sanar» enfermedades imaginarias, no visibles o personas que con sugestión, puede hacer creer que fueron sanados. El hombre cojo de Hechos 3 había estado en esa condición desde su nacimiento. Sanar a tal persona era, sin lugar a dudas, un verdadero milagro, un acto que hubiera sido imposible sin la intervención sobrenatural de Dios. Podemos citar también el ejemplo de los que fueron sanados milagrosamente aun por la sombra de Pedro. Hechos 5:16 dice que "todos eran sanados." Todos sin excepción. La Biblia no dice nada de que Pedro tuviera entrevistas con los enfermos que fueron sacados a las calles para que su sombra cayese solamente sobre alguno de ellos. El no rechazó sanar a algunos alegando que no tuvieran suficiente fe o que estuviesen en pecado. Sanó a todos. Asimismo Pablo sanó a los enfermos de la isla de Malta.

(5) Notemos ahora todavía otra característica de los milagros de sanidad divina en el primer siglo. Cuando los hermanos que tenían este don lo usaban, las personas sanadas fueron sanadas instantáneamente. ¿Cuánto tardó el cojo de Hechos 3 en caminar. Hechos 3:7 dice que "al momento se le afirmaron los pies y los tobillos; y saltando, se puso en pie y anduvo." Pedro no le mandó a que se fuera a su casa para esperar la sanidad. Ni tampoco le habló de tener que crecer más en la fe, ni de purificarse para recibir sanidad. Pedro le sanó inmediatamente a aquel hombre que nunca había andado y anduvo. Hacer tal milagro es dar prueba indisputable de tener un don sobrenatural. Aun los fariseos, los enemigos de la iglesia, se vieron obligados a confesar que se había hecho un gran milagro.

(6) La sexta observación que hacemos es que los que fueron sanados no fueron sanados a medias sino que fueron curados completamente, perfectamente, de sus enfermedades. El cojo no quedó aun medio cojo después de que Pedro le habló. No tenia que seguir usando un bastón o muletas.

(7) El próximo punto es de mucha importancia para el entendimiento correcto del propósito del don de sanidad. Al escudriñar los pasajes del Nuevo Testamento que hablan sobre enfermedades, milagros de sanidad divina, etc., el estudiante atento se da cuenta de que no todos los cristianos fueron curados. Pese a las tres veces que Pablo oró al Señor, no recibió de Dios la sanidad que pedía. El Señor no le quitó el aguijón en la carne (2 Cor. 12:7-9). Epafrodito, miembro de la iglesia en Filipos, fue a Roma llevándole a Pablo una ofrenda de la congregación en Filipos. En Roma, Epafrodito se enfermó y estaba al punto de morir. El contexto indica que Pablo no hizo ningún milagro de sanidad para sanarlo. La implicación es que recobro la salud de una manera providencial (Fil. 2:19-30). En 1 Tim. 5:23, Pablo menciona las "frecuentes enfermedades" de Timoteo. De un hermano llamado Trófimo Pablo dice que le había dejado en Mileto enfermo (2 Tim. 4:20). ¿Por qué estos no fueron sanados por el don de sanidad que había en Pablo y otros hermanos?

La verdad es que la sanidad divina no era para todos, que el propósito de dar este don no era aliviar el sufrimiento de toda la raza humana, que ni aun era para curar a todos los hermanos fieles de la iglesia. ¿Por qué Pablo no sanó a Timoteo y a Trófimo? ¿Será que éstos no tenían suficiente fe? ¿Será que había pecado en su vida; algo que impedía a que fueran sanados? No lo creemos. La verdad es que el propósito del Espíritu Santo en dar el don de sanidad nunca era curar a todos. Si el Espíritu Santo hubiera tenido tal propósito, entonces indudablemente los apóstoles y otros con el don hubiesen estado en campañas de sanidad todo el tiempo, entrando en hospitales, leprocomias, manicomios, y todo sitio, sacando a los enfermos y sanándolos de toda enfermedad. Pero, no aconteció así. Al contrario, aun algunos que tenían mucha fe, que se destacaban en la obra del reino, no fueron sanados. Cristo siempre salva pero no siempre sana, ni aun al más fiel. ¿Quién era más fiel que Pablo? Pero Pablo no fue sanado.

¿Qué fue, entonces, el propósito del don de sanidad? A base de lo que las escrituras nos enseñan contestamos que el propósito primordial de este don maravilloso era confirmar la divinidad del mensaje llevado por la iglesia en el primer siglo. Acuérdese que la iglesia de aquellos días no tenía la Biblia escrita. El mensaje fue dado oralmente. Los que lo predicaron afirmaron que hablaban por el poder del único Dios verdadero. Al oír tal declaración los paganos se escandalizarían. No la aceptarían sin pruebas irrefutables, ¿En qué consistirían tales pruebas? En milagros de sanidad divina, además de otras señales y prodigios que pronto discutiremos. El don de sanidades cae en la categoría de los dones que confirman la divinidad del evangelio. Manifiestamente el don no servía en la iglesia primitiva para revelar la verdad. Ni tampoco ayudaba en la organización de la iglesia. Su función era probar que el mensaje proclamado vino de Dios y no de los hombres. Hablando del evangelio Heb. 2:3, 4 dice que fue anunciado primeramente por Cristo y fue confirmado por los que oyeron, o sea, por los apóstoles. Luego el texto nos explica que Dios testificó juntamente con los apóstoles "con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad» ¿Qué fue el propósito de las señales, prodigios, etc.? Dar testimonio. ¿Dar testimonio de qué? Pues, del evangelio. De nuevo podemos ver la importancia del evangelio en el plan de Dios para redimirnos. Para Dios las señales no son de importancia primordial sino el evangelio. Las señales sirven solamente para sostener la divinidad del evangelio. En breves palabras, vamos a repasar la historia de lo que hicieron los apóstoles después que recibieron el Espíritu Santo. Marcos 16:20 dice, "Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían." Ahí otra vez la Biblia explica el propósito de las señales. ¿Que era? No aliviar el sufrimiento físico de la raza humana, ni tampoco servir como prueba de que uno es salvo; sino confirmar el origen divino de la palabra.

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