DEJANDO EL RELAJO

Por: Elmer N. Dunlap Rouse

El diccionario VOX define la palabra relajar como aflojar, laxar, ablandar siendo una persona menos rigurosa. Además reconoce que en los países de Chile, Cuba y Puerto Rico la palabra tiene otro significado especial: burlaras de alguien. Tengo una pequeña guía de palabras puertorriqueñas publicada por James McDonough y aparece la palabra "relajo" con la siguiente definición: 1. una conducta desordenada y 2. una conversación con doble sentido, especialmente relacionada a asuntos sexuales.

No me mal entiendas, me gusta reírme. Se puede pasar el tiempo alegre a través de chistes sanos. Poner a otro en ridículo no siempre es malo. Malo es cuando alguien se lastima. Una vez una señora me contó una experiencia que tuvo, la cual le cambió su actitud en cuanto a relajar a los demás. Era una maestra y al ver un niño y una niña sentados juntos en la cafetería, le dijo a la nena, "Ah Sara, ¡veo que tienes un novio nuevo!" Sara se rió y se le puso la cara roja. Al niño también se le puso roja la cara y un poco molesto. La maestra entonces se dio cuenta de que probablemente jamás volverían a sentarse juntos. Inconscientemente había colocado una barrera entro los dos.

Nos parece a nosotros que relajar es inocente y no es nuestra intención crearle complejos a nadie, pero admitiéndolo o no, hacemos mucho daño a personas sensitivas y tímidas. Una hermana se burlaba de su otra hermana cuando veía venir el novio de esta. Son diez años que la burlada no habla con su hermana. ¡Qué loquera esta que nos separa de nuestros seres queridos! Cristo vino a derribar barreras para la gente (Efe. 2:14). Vino a reconciliar y unir.

Relajar a expensas de otro es impropio muchas veces y es una falta de amor. El amor no hace nada indebido y no se goza de la injusticia (1 Cor. 13:5-6). Los niños pueden ser muy crueles pero los cristianos maduros somos tiernos (1 Tes. 2:7). No queremos prohibir el relajo sano sino solo aquél que es insensible e inconforme con la regla de oro, la cual es tratar a los demás como queremos que ellos nos traten a nosotros (Mat. 7:12). Y cuando veamos a uno relajando pesadamente, busquemos la oportunidad para decirle, «¿No te acuerdas cuando otros se burlaban de tí y tú lo odiabas?" o cualquier otro pensamiento para hacerlo sensitivo a lo que está haciendo.

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