TODO SE ACABA

por Félix J. Mercado Torres

Dios se interesa mucho en nosotros, los jóvenes, y nos exorta en todo momento a sacarle el máximo provecho de nuestra juventud para El. ¿Por qué? ¿Por qué es tan importante brindarle mi juventud a Dios? Porque la juventud se acaba. Se acaba muy pronto. En muy pocos años nos toca hacer muchas decisiones y se nos presentan muchas tentaciones que nos pueden afectar por toda la vida. El Señor sabe lo que nos conviene porque El nos entiende a perfección. Además, los adultos, que han vivido un poco más que nosotros, muchas veces saben más de lo que aparentan, aunque a veces no lo querramos aceptar.

Nos hemos puesto a pensar que quiere decir el Señor cuando dice: "Acuerdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos y los años en los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento" (Eclesiastes 12:1). Una vez escuché a un adulto decir: "cuánto me hubiera gustado haber conocido al Señor cuando tenía tu edad, que estaba tan lleno de fuerza y ánimo". Eso quiere decir, y Eclesiastés lo confirma, que conocer al Señor en nuestra juventud es un valioso privilegio. Para que nunca lleguemos a decir como esa persona, sería mejor decir: "aproveché la oportunidad y me apresuré a obedecer a mi Creador en mi juventud para brindarle todas mis fuerzas y ánimo incansable a él, porque sé que algún día se me acabarán las fuerzas ó vendrá el Señor a buscar su iglesia y quiero que me encuentre preparado".

De mi parte sé que las amistades influyen mucho en nuestra vida. Siempre queremos obedecerles o mejor dicho complacerlas para estar bien con ellos. El miedo de muchos jóvenes es perder sus amistades por causa de obedecer al Evangelio. Hermano, si las perdemos ¡Gloria a Dios! Cuando la iglesia estaba en su conmienzo padeció mucho por causa del nombre de Jesús al igual que nosotros ahora. Pero lo interesante es que aún padeciendo persecuciones, los hermanos se sentían gozosos. Salieron de la presencia del sanedrin, gozosos de haber sido considerados por Dios como dignos de padecer afrenta por su Nombre (Hechos 5:41) Nosotros los jóvenes podemos tener ese mismo espíritu. Si te invitaran a la playa para compartir con tus amigos un domingo por la mañana, recuérdate que la iglesia se reune ese día para adorar al Señor y no debes ir a la playa. Estarás padeciendo por causa de su Nombre por cuanto prefieres mejor reunirte con la iglesia en vez de irte a disfrutar de los deleites temporales del pecado. Debes sentirte gozoso y orgulloso de ser cristiano, recordando que vuestro trabajo en el Señor no es en vano (1 Corintios 15:58).

Acuérdate de Dios antes que vengan los días malos; esos días dificiles cuando vienen las enfermedades y los problemas sea en la escuela, en la universidad ó en el trabajo. Cuando estamos en el Señor aprendemos a valorizar y apreciar las cosas aún en medio de los problemas. Tenemos el ejemplo de Job, un varón de Dios que describe como perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal. Job tenía la ayuda de Dios en todo momento, cuando le vinieron los días malos. Estuvo preparado y supo afrontar todos los problemas que le vinieron. Job rehusó obedecer a su esposa para negar a Dios y rehusó aceptar el consejo equivocado de sus tres amigos debido a su gran confianza en Dios (léa Job 1 y 2).

Así que tú que lees estas líneas, piénsalo bién y no lo dejes para después. Obedece al Señor ahora mientras puede ser hallado; ahora que no está lejos de cada uno de nosotros, ahora que eres jóven y estás lleno de vida. Acuérdate que "si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas" (1 Corintios 5:17). Como nos decían en el culto de jóvenes en Dorado el pasado domingo 19 de octubre "el que tiene la fuerza de voluntad como dicen en la calle (babilla) no es el mundano que está en el vicio, sino él que está en Cristo Jesús".