SE VA A MORIR

por Ancil Jenkins

"¿Oyó lo que le pasó a _______? Tiene cáncer. Se va a morir". Yo era un joven ministro cuando alguien me dio las noticias del esposo de uno de nuestros miembros. No era malo. Bebía un poco y se iba los domingos a pescar. A veces asistía a los cultos con su esposa y siempre venía una noche a las campañas de la iglesia. Enviaba una contribución una vez cada año para cooperar con la iglesia pero nunca había obedecido el evangelio. Pronto se iba a morir.

Varios hermanos de la iglesia se me acercaron, después del culto el domingo próximo. Preocupados por su amigo, me dijeron: "Se está muriendo. Tenemos que hablarle de obedecer al evangelio". Me puse de acuerdo con ellos de ir por la noche, después del culto.

Al llegar a su casa, le saludamos como siempre y un hermano de inmediato explicó la razón de nuestra visita. Expresó su preocupación y amor por su amigo. Ofreció estudiar con él la Biblia para ayudarlo a entender mejor su obligación con el Señor y hacer cualquiera otra cosa por ayudarlo a hacerse cristiano. El hombre agradeció nuestra preocupación y dijo que entendió muy bien lo que el Señor esperaba de él. Dijo que había pensado mucho sobre ello y que nos dejaría saber cuando estaba listo para ser bautizado.

Para mi sorpresa y gozo, me llamó el día siguiente por la tarde para decirme que estaba listo. Como el bautisterio de la iglesia estaba dañado, lo llevamos a una quebrada cercana y tuve el placer de sepultarlo con Cristo. Sólo pudo asistir a la iglesia una o dos veces cuando fue confinado a la cama. Murió en menos de un año y perseveró en fe hasta el fin.

Han pasado muchos años pero todavía me acuerdo del celo de aquellos hermanos que estaban preocupados por su amigo. No eran evangelistas. No estudiaron Biblia en ningún colegio, ni sabían contestar toda clase de pregunta bíblica. Esto no los aguantó. El amor por su amigo los motivó e hicieron lo que no acostumbraban hacer: hablar el evangelio. Es como dicen: "Los que quieren hacer algo encuentran la manera, y los que no quieren encuentran excusas". Jamás se me olvidan sus palabras: "Está muriendo". Esto los motivó a una acción inmediata. Pero me di cuenta que éste no era el único que se estaba muriendo. "Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio" (Heb. 9:27). Todos somos moribundos.

¿CUANTO VALE UNA BUENA ESPOSA?
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