DOS MADRES

por: Francisco Morán

 

Por el mismo camino van dos mujeres caminando, una a la otra esperando, las dos la mano se dan.

Juntas siguen lentamente en amena conversación. Una aprovecha la ocasión para hablar del Hijo ausente.

"Mi Hijo pobre nació, más pobre fue su existencia y sin cargo de conciencia al vulgo el bien predicó.

Por doquiera que pasaba, salía a su paso la gente a mirarle frente a frente, todo el mundo le aclamaba.

Nadie antes había escuchado palabras con tal cariño dichas por un pobre Niño que nació entre ganado.

El bien siempre predicaba, fue culto sin vanidad y salvó a la humanidad que al precipicio marchaba".

Hace pausa la primera, la segunda empieza a hablar. "Cuando mi hijo empezó a andar siempre buscaba quimera.

Aún así, le perdonaba. Era fruto de mis entrañas confiaba en que mañana su costumbre cambiara.

Un año a otro sucedía y a hombre mi hijo llegó más no por eso cambió la costumbre que tenía.

Desarrolló malas mañas a sacerdotes se unió así fue que se perdió el hijo de mis entrañas".

Ya llegaban a Emaús, la segunda ante las dudas gritó: "Mi hijo se llamó Judas" y "El mío era Jesús".

Las dos madres asombradas ante dicha confesión partido el corazón, juntas lloran abrazadas.

Varias veces se abrazaron en abrazo duro y fuerte, y pensaron en la muerte de sus hijos y lloraron.

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